Editorial:
Referencia:
9788494517136
Categoría:
DEPORTES Y RECREACIÓN AL AIRE LIBRE
Periodización táctica-neuronal 1-4-3-3
HORST WEIN Hoy en día, para poder optar con frecuencia a la victoria, el objetivo de todos, es imprescindible disponer de jugadores cada vez más completos y mejor formados, es decir, con un excelente nivel técnico, muchos conocimientos tácticos y una preparación atlética y mental como nunca. ¿Pero qué es lo que falta? ¿Qué aspecto de la formación de un futbolista hay que considerar o estimular, más que de lo que se hacía en el pasado, para conseguir una ventaja sobre los demás? Hay un aspecto del rendimiento de un jugador, al que no se ha dado todavía la debida importancia dentro de la enseñanza y que puede caracterizar la segunda década del siglo XXI: la capacidad de inteligencia de juego, auténtico motor de cualquier prestación futbolística y responsable de la calidad de juego. La inteligencia del futbolista será sin duda un importante criterio para evaluar su rendimiento. Debido a los estilos de enseñanza excesivamente dirigidos que la gran mayoría de los formadores y entrenadores siguen utilizando en su trabajo con sus jugadores, el desarrollo de la inteligencia del jugador está todavía a un nivel bajo. Las reiteradas instrucciones y avisos de los formadores-entrenadores a sus jugadores antes del partido y también durante su desarrollo son del todo insuficientes e incluso a veces contraproducentes para llevar nuestro fútbol a un nivel más alto. Para mejorar su nivel a medio y largo plazo hace falta, entre otras cosas, empezar desde la iniciación con un sistemático desarrollo del pensamiento y comportamiento técnico-táctico del jugador y de una progresiva estimulación de sus capacidades perceptivas e intelectuales. Debido al hecho de que junto con el toque del balón se desarrollan las capacidades cognitivas del jugador surge la necesidad de estimular en la formación de nuestros jóvenes valores también el cerebro. EL FÚTBOL MODERNO EMPIEZA EN LA CABEZA Y TERMINA CON LOS PIES Hay que procurar que nuestros jóvenes aprendan a jugar con su cabeza antes de hacerlo con su pies.
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