Escuelas Pías de San Fernando

El Centro asociado a la UNED en Madrid (CAMA) es en la actualidad una entidad de derecho público creada por orden ministerial en 1980, y, según los estatutos de la UNED, es una unidad de estructura académica que desarrolla las actividades propias de la Universidad y contribuye al progreso sociocultu­ral de su entorno. Fieles a nuestra vocación pedagógica y también a cierta responsabilidad in­formativa, el CAMA ofrece está publicación que recoge la historia de los últi­mos 40 años de este Centro, historia que ha transcurrido de forma paralela a la evolución de la vida universitaria en nuestro país, y en general, a la evolu­ción de nuestra sociedad. A lo largo de estos años de historia, decenas de personas responsables y tra­bajadores del Centro, centenares de profesores tutores y miles de estudiantes han hecho posible la realización de actividades y el cumplimiento de nuestros fines. Sirva el contenido de este libro como homenaje a todas las personas que han hecho posible superar los 40 años de historia. Considero obligado agradecer en estas líneas la implicación de la autora, que en su momento aceptó la difícil tarea de realizar el contenido del libro, y una vez concluido, sigo pensando que era una de las personas más adecuadas para realizarlo, ya que ha vivido de forma protagonista, desde su posición de pro­fesora tutora, toda nuestra historia. Estoy seguro de que los lectores del libro sabrán comprender el esfuerzo que ha realizado en esta publicación. El libro tiene dos partes principales, en la primera se realiza una reseña his­tórica de las escuelas Pías de San Fernando, analiza brevemente la pedagogía calasancia de su fundador y revisa, desde el siglo XVIII hasta nuestros días, las instalaciones y la Iglesia del Real Colegio de San Fernando, esta iglesia después de su rehabilitación es el edificio emblemático que representa actual­mente al Centro y que acoge la dirección y las oficinas del mismo. Al finalizar mi jornada de trabajo, cuando el edificio está vacío y silencioso, al transitar en mi marcha por la imponente escalera construida por el arquitecto José Ignacio Linazasoro, suelo observar, a través de los ventanales que unen el aulario con la iglesia, el imponente escudo circular escolapio con los dos her­cúleos ángeles tenentes mutilados. El escudo sobre el arco de medio punto de la rotonda queda parcialmente oculto por la cubierta de madera de la techum­bre de la nave cuadrilonga de la biblioteca. Reflexiono que este significativo símbolo en forma de recuerdo y bendición permanente acoge a todo visitante de la biblioteca y queda como herencia interesada de los que nos precedieron en análoga función de enseñanza cuya labor de equidad educativa me identi­fico. El escudo en cuestión contiene la primera y última letra de tres palabras griegas (María, Madre De Dios) demostrando la devoción de la orden, como lo fue su fundador, San José de Calasanz, a la Madre de Dios. En esta diaria y rápida reflexión he de reconocer que me produce satisfacción la permanencia de los símbolos históricos recordatorios de los esfuerzos que otros hicieron en el pasado, y el paralelismo de uso y fines de nuestras insta­laciones en la actualidad, con lo sucedido en ellas también en épocas pasadas. En su segunda parte, el libro hace un recorrido de la situación y evolución del Centro en las diferentes décadas del siglo XX y XXI, con ello queremos dejar patente el reconocimiento a las personas que han participado activamente en todos los aspectos relacionados con nuestra actividad universitaria. Final­mente, en el anexo se ha incluido un significativo capítulo sobre el inicio de la instrucción de menores sordos en las escuelas Pías desarrollado magistral­mente por Begoña Consuegra a la que agradezco su trabajo. Hoy tras más de 40 años de andadura hemos considerado que éste puede ser el momento para echar la vista atrás y revisar nuestro desempeño de servicio público en la educación superior. Con esta revisión de hitos podemos com­probar los cambios acontecidos, cómo han evolucionado las necesidades para el cumplimiento de nuestra tarea de enseñanza, y las aportaciones que han acompañado y han hecho posible los cambios. Finalmente, quiero hacer llegar mi más sincero agradecimiento a todos y cada uno de quienes durante todos estos años han contribuido a enriquecer la ac­tividad de nuestra institución. Confiamos que en estos 40 años la labor del Centro se haya traducido en un servicio público de calidad, porque al final lo que cuenta, es haber sido útiles a aquellos a los que nos dedicamos o por los que trabajamos. Dº Antonio Zapardiel Palenzuela Director CAMA