Luciérnagas en la niebla
Las últimas palabras que le dije fueron que parecía el sol. Con el tiempo fui perdiendo su voz en la niebla y ya no puedo recordarla. Antes de que los días terminen de robarme su rostro he decidido publicar este libro, con más tristeza que ilusión, porque después de tantos años no puedo evitar sentirlo como una despedida. He elegido estas pocas poesías para contar una de esas tantas historias de las que ella era protagonista.
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